¡Hola! Les comparto esta entrada que realicé para 'La Jornada' con motivo del Día de San Valentín. Espero les guste.
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En este Día del Amor y la Amistad es imposible no pensar en aquellas series que nos hacen creer en el amor montado en un blanco corcel y de modales caballerescos. Lo que provocan estas creaciones ficcionales es el buscar aquel ideal que no siempre se consigue en la realidad. Los animes de comedia romántica, conocidos como romakome, suelen ser como las telenovelas, un tanto frustrantes por cómo suele evolucionar la vida amorosa de la protagonista y que al final no logran una empatía hacia el público femenino por lo irreal que puede resultar la culminación de la historia.
La fórmula en este tipo de obras japonesas es la chica linda, que o es tímida o tiene temperamento fuerte, y cómo el chavo guapo y popular, completamente opuesto en carácter, es el que se enamora de ella.
En el anime tenemos algunos ejemplos de historias que rompen con lo convencional o que muestran personajes fuera de lo común, de los cuales les contaré tres ejemplos.
El primero, y que actualmente se encuentra en emisión en Japón, se llama Yubisaki to renren (A sign of affection). Yuki es una joven, sorda de nacimiento, quien tras vivir gran parte de su vida en su limitante mundo se atreve a estudiar en una universidad y salir poco a poco de su zona de confort. Un día, de camino a su campus, un extranjero perdido se le acerca para pedirle indicaciones. Al verla conflictuada, un chico se aproxima y le ayuda al turista al hablarle en inglés.
En ese momento, Yuki se muestra interesada en Itsuomi, quien habla y estudia varios idiomas y que constantemente viaja a otros países, paralelamente opuesto a las experiencias de ella. Sus intentos por transmitir sus mensajes a quienes no conocen la lengua de señas, el cual sólo practica con su amigo de la infancia, hacen que Itsuomi poco a poco intime con ella y le expanda sus horizontes.
La historia es muy tierna y nos pone a una protagonista fuera de lo común que trata de encajar en una realidad que no está hecha para ella. Además, el choque cultural y lingüístico que presenta la obra le da mayor peso a la situación que se quiere realzar en la obra. Cada capítulo es una bocanada de dulzura y de una madurez que puede esperarse de personajes que ya no son pubertos. Y por lo que cuentan en redes sociales personas sordomudas que siguen el anime, es que realmente se interpreta como debe de ser la lengua de señas, con su variación la cual es una variación japonesa, y que sí es incluyente para quienes tienen esta discapacidad.
El segundo es Ore monogatari. La mayoría de las series de este género están contadas por las chicas, sin embargo, este anime es narrado desde la perspectiva de un hombre. Regresamos a los encuentros en tren. Rinko, estudiante de preparatoria, es acosada por un sujeto mientras se dirigía a la escuela. Ella, sin saber qué hacer, es rescatada por Takeo, uno de sus compañeros cuya apariencia física no le da puntos de popularidad entre el sexo opuesto.Rinko comienza a enamorarse de él, lo que supone una gran sorpresa para todos, comenzando por Takeo, quien estaba acostumbrado a que las chicas que le gustaban terminaban prendadas de su mejor amigo. El cambio focal de la historia y ver en el papel sumiso al hombre en este tipo de situaciones, crea momentos cómicos y acentúa el amor estilo "la bella y la bestia".
La tercera, que puede mostrar un poco más cómo se mueve el amor a diario, es Gekkan shoujo Nozaki-kun. La trama se centra en Sakura, también estudiante de preparatoria, quien en secreto le gusta Nozaki, un joven bastante reservado. Cuando ella descubre que él es un mangaka famoso de historias de amor, él deja ver sus verdaderos colores: su nulo interés personal en aquello que dibuja. Ello provoca situaciones chuscas que rompen con todo el sentido del romanticismo. Por tanto, los esfuerzos clichés de Sakura por hacerse notar ante él serán parodiados y mostrarán esa vergüenza que seguramente alguna vez hemos padecido al tratar de llamar la atención del otro.Con estos breves animes tendrán para ilusionarse o para reírse, en fin, ¿qué es el amor sin un poco de ambas?
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