martes, 30 de enero de 2024

[OS] Reto Disney

Les comparto este One-Shot sin nombre que escribí hace tiempo para un concurso literario de los Foros Dz. La temática era involucrar a personajes de Disney en una situación tensa. Así que a mí me tocó Alicia y la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas y Frollo de El jorobado de Notredame. Espero les guste.


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La pequeña Alicia corría desesperada en la inmensa ciudad de París. No sabía bien cómo había llegado a ese lugar extraño. Lo último que recordaba era que estaba huyendo de la Reina de Corazones, quien quería cortarle la cabeza. En su huida, Alicia tropezó y cayó en un hoyo; cuando recobró el sentido, se vio en otro lugar completamente diferente.


- Espero que aquí no me encuentre —se dijo.


Estuvo deambulando por París, pero ya entrada la noche se fue a un parque, en busca de una banca en la que pudiera descansar y dormir un poco. 


- Este sueño está durando mucho…


Sus palabras se interrumpieron al sentir que algo la agarraba fuertemente del brazo. Volteó la vista y vio a un hombre de duras facciones.


- Qué vagabunda tan despreciable —dijo el hombre.

- Se equivoca, señor. Yo no soy ni vagabunda ni despreciable, señor —contestó Alicia educadamente.

- Aunque intentes disimular tu naturaleza con tus palabras, no me engañarás a mí, el gran juez Frollo.

- Oh, señor, es un juez. Espero pueda ayudarme. Una reina loca quería matarme, a pesar de que en el juicio que me hicieron nunca se dijo si yo era culpable de…


Le bastó a Frollo con escuchar eso.


- Vaya, además de vagabunda, eres una criminal. Te llevaré conmigo y te mandaré a encarcelar...

- ¡No, por favor, escúcheme!


Frollo la jaló del brazo y empezaron a caminar; él la llevaba casi arrastrándola. De nada servían el llanto y las explicaciones que Alicia le daba. 


Su caminata nocturna hacia la prisión parisina iba bien, o al menos eso creía Frollo. Alicia, ya un poco resignada, caminaba a la fuerza mientras veía el paisaje que la ciudad ofrecía en ese momento. Pasaron por un puente, Alicia se asomó un poco para ver el agua y, fue en ese momento, cuando vio una misteriosa sombra reflejada en ella. Parecía que tenía un cuerpo muy ancho y una cabeza puntiaguda. La niña se asustó, tomando la mano de Frollo. Éste, al darse cuenta, la miró con desprecio.


- Algo nos está persiguiendo, señor juez.

- Tonterías —contestó Frollo, no sin antes voltear la vista hacia atrás.—Sigue caminando.


Sin embargo, Alicia sentía una presencia acechante. 


Ya era muy tarde, no había nadie más en la calle. Frollo seguía sujetando a Alicia para que no escapara. 


Atravesaban unas callejuelas, las cuales estaban cerca de la cárcel. De pronto, el sonido de algo golpeando con el piso llamó la atención de ellos dos. Unos murmullos inentendibles resonaban en las callejuelas. Frollo se paró, soltando a Alicia, y dio unos pasos hacia donde se oía aquello. 


Una pequeña sombra se encontraba a pocos metros de ellos. Lo que fuera que era eso, seguía haciendo ruidos. Algo atravesó el aire, rozando la mejilla de Frollo. Él recogió lo que le había golpeado.


- ¿Una carta?

- ¿Carta? —preguntó Alicia— Eso significa que quien nos ha estado siguiendo es…

- Así es, Alicia —era la voz de la Reina de Corazones.


Frollo observaba a la Reina con expresión intimidante y con odio.


- Eres una gitana. A ti también te llevaré conmigo.

- ¡A mí nadie me lleva! ¡Que te corten la cabeza! —gritó la Reina moviendo los brazos enérgicamente.


Alicia se asustó al escuchar esas palabras, mas Frollo no se inmutó. Bastó con una mirada impregnada de odio hacia la Reina, para que ella sintiera algo de temor.


- ¡Que le corten…!


Sin terminar su frase, la Reina echó a correr. Frollo chasqueó la lengua por no haber podido llevar a esa tipa rara a la cárcel, o siquiera matarla. Pero tenía a la niña aún. Frollo giró para seguir su camino, aunque Alicia tampoco estaba allí. Aprovechó el momento y huyó.


Frollo se lamentó por no poder deshacerse de esas personas indeseables para él. Jamás volvió a ver a esas mujeres, ni ellas se volvieron a ver entre sí.

[La Jornada] 'Godzilla Minus One' y 'El niño y la garza', sobrevivientes japoneses a los Premios Oscar

Hola, les comparto esta nota que escribí para La Jornada hace algunos días sobre las cintas japonesesas que contendrán en los próximos Premios Oscar.

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Godzilla Minus One y El niño y la garza son las dos películas japonesas que se encuentran nominadas a Mejores Efectos Visuales y Mejor Película Animada, respectivamente, de los Premios Oscar. Tienen todo para ganar, pero ¿creen que lo consigan o que pudieron competir en más categorías?

La película del monstruo del estudio Toho sorprendió más allá de sus efectos especiales. Regresar al origen mítico de Godzilla (desvirtuado en las obras estadounidenses), esa metáfora del horror del pueblo japonés hacia el poder destructivo de las bombas atómicas, en el contexto de la posguerra en la que el país no contaba con un ejército ni con armas, fue un gran acierto de la película. Aunado a ello, el drama humano sobre el impacto y las reminiscencias de la Segunda Guerra Mundial, el vivir con la deshonra de la rendición y el miedo a los fantasmas de la guerra enriquecen el relato de los protagonistas y dan más fuerza al significado real de Godzilla.

Con estas variables, me parece que bien la cinta nipona pudo contender por Mejor Película de Lengua Extranjera en este certamen, como sí sucedió en la entrega de los Critics Choice Awards, el pasado 14 de enero. Sí, es de ciencia ficción y podría entrar en el terror, pero ya hemos visto que filmes de este corte como Todo en todas partes al mismo tiempo (2022) o de origen asiático como la coreana Parásitos (2019) lograron alzarse con la estatuilla.

Lo mismo sucede con El niño y la garza, lo nuevo del director Hayao Miyazaki. La obra (que se alzó con los Globos de Oro, premios que suelen pronosticar a los vencedores en los Oscar), que representa el duelo y los miedos en la infancia sobre este tema, maneja un tono más maduro y de reflexión que otras películas enlistadas para los Premios de la Academia, tales como Elementos o Spider-man: a través del spider-verso. 

¿Pero qué sucede? Por más que la creación del Estudio Ghibli defienda la animación tradicional, dibujada y coloreada a mano (a diferencia de otras películas mencionadas a que apuestan por el diseño por computadora) y la trama vaya más allá de sólo entretener, las cintas que suelen ganar son aquellas que, por la campaña de publicidad de las empresas de animación y de distribución, alcanzan a un mayor número de asistentes en el cine. 

Por ejemplo, no es lo mismo Disney, cuyas películas tienen mayor difusión en diversos medios, y que puede tener más proyecciones en un solo complejo cinematográfico, a una película japonesa, sea o no de anime, que muchas veces son vistas únicamente por los fans, o por un público más particular, y que no siempre los filmes se encuentran en los horarios más accesibles, están en cines remotos, sólo se exhiben en una sala, y el conocimiento de su existencia por parte de la gente es por chiripa debido a la falta de propaganda. 

Para las empresas multimillonarias y multinacionales, cuyos productos no garantizan la calidad sólo por el renombre de la marca, este tipo de nominaciones afianzan su posición en el mercado. Para empresas más bien nacionales, como Ghibli o Toho, realmente no les importa si ganan un premio de acuerdo a los estándares estadounidenses. Los japoneses consumen más lo propio, sea cine o música, y su cultura, cerrada en ese sentido, hace que les dé un tanto igual. Sí, el equipo de Godzilla celebró la noticia, pero no es que sea su máximo ganar. Ellos, con obtener el reconocimiento de la industria de su país, se afianzan el éxito. 

Aunque Godzilla Minus One y El niño y la garza no triunfen en la noche del 10 de marzo, eso no restará puntos a lo que aportan en el mundo cinematográfico, como el hecho de que la primera se haya convertido en la cinta live-action de origen japonés que más dinero ha recaudado en la historia, con más de 80 millones de pesos y con más de un millón de espectadores.

Lo mejor no siempre obtiene un título ostentoso y eso lo recordamos en cada edición de este concurso fílmico que, en especial en el apartado de Mejor Película Animada, hay muchas obras de Ghibli opacadas. Menos mal, los japoneses no necesitan la aprobación de Occidente para hacer lo que mejor hacen.

martes, 23 de enero de 2024

[La Jornada] Sarazanmai: kappas, traseros y el poder de estar conectados con otros

Les comparto esta reseña que publiqué en La Jornada hace un tiempo y quiero retomar. 

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Los japoneses suelen tomar las ideas más surrealistas y absurdas de su folklore para crear un anime o un manga, pero lo mejor de todo es cómo logran con premisas aparentemente ridículas una profundidad psicológica de los personajes y tratan temas delicados que nos ponen a reflexionar sobre nuestra vida y uno de los mayores temores del hombre: la soledad.

Imaginen la trama del anime Sarazanmai: un trío de chicos de secundaria viven su vida relativamente normal hasta que un día, por accidente, rompen una estatua de un kappa que se encuentra en el barrio tokiota de Asakusa. Los kappa son seres que habitan dentro de cuerpos acuosos que se asemejan a tortugas antropomorfas, pertenecen al folklore japonés, y su papel llega a ser tan opuesto como un malhechor que puede ahogar a sus víctimas y comer niños hasta ayudar a los humanos con sus místicos poderes, como la curación. Ojo con lo de "comer niños". Debido a la percepción que se tiene de los kappa, son respetados en varios templos sintoístas.

Cuando los jóvenes destruyen el monumento, son transformados en kappa por el guardián del lugar, llamado Keppi. Éste le ordena a los niños que cada vez que aparezcan por la ciudad kappa zombies, o sea personas que se han dejado llevar por sus bajos instintos del deseo, ellos adoptarán su nueva forma para pelear contra esos seres y mantener el orden en la ciudad.

El trío deberá unirse como uno al realizar una especie de ritual llamado sarazanmai, con el cual tendrán que extraerle al kappa zombie su shirikodama, un tipo de energía que se encuentra dentro del trasero en el cual reside el deseo, para que el monstruo vuelva a ser humano. Una vez Keppi se la coma, aparecerá un plato de los deseos y, si se juntan cinco de ellos, se podrá pedir cualquier petición. Los platos, dentro de la mitología de estas criaturas, sirven para tapar sus cabezas, las cuales tienen una cavidad llena de agua, misma en donde residen sus poderes, y si alguna vez toda el agua se les cae, morirán.

Ya con esto suena que es una historia absurda y rara, en especial por todo el ritual de convertirse en kappa y la cuestión de esa bola de energía que, en el folklore, se dice que su sabor supera al de la carne de infantes. Por tanto, si ligamos todos estos datos, resulta algo perturbador todo este asunto de los kappa y de los niños.

Sin embargo, este sin sentido empieza a cobrarlo cuando nos enteramos a través de los secretos que los adolescentes comparten al  realizar el sarazanmai: sus vidas están llenas de sentir miedo de estar solos, de rencor hacia ellos mismos, de egoísmo por sólo querer que su persona amada los vea, de sufrimiento por estar o sentirse separados de otros, razones que, por una u otra cuestión, no les permite estar conectados con sus seres queridos tal como ellos quisieran. Así llegamos al tema central de Sarazanmai: las conexiones.

Tanto los chicos como una pareja de policías, que desde el inicio se observa que tienen una relación amorosa y están del bando enemigo que lidera una nutria que se la pasa diciendo "mentira", luchan por conseguir sus deseos, los cuales se resumen en querer conservar una conexión inquebrantable con otras personas.

No importa qué tan lejos estés, o si no te sabes expresar, o si no puedes perdonar o crees que puedas traicionar a tus seres queridos, o si eres del tipo que no se rinde o si no puedes encontrarte a ti mismo, lo que todos desean es estar conectado con un lugar, con un objeto, con una persona, con un sentimiento, con algo que atestigüe que nuestra vida ha tenido un poco de impacto y memoria en otros. 

La manera en que se mezcla algo tan antiguo, como lo es la criatura kappa y sus connotaciones, y sirva de inusual pretexto para introducir personajes y temas importantes que rondan las cabezas de los jóvenes en la actualidad, tales como la identidad, la amistad, la familia, el amor, la violencia y temas de droga, la soledad, la muerte, la homosexualidad, el miedo al fracaso, entre otros, es algo que sólo ellos saben hacer para producir una obra fresca y profunda de la cual podamos aprender algo más sobre el mundo que nos rodea y sobre nosotros mismos.

La animación oscila entre surrealista y realista, lo que genera efectos risibles, irónicos y cautivadores, mismo contraste que realza la belleza de la fragilidad de nuestras relaciones con otros. Es mediante esas escenas en que la realidad y un mundo colorido y fantástico se entrelazan, cuando literalmente nos adentramos en la psique de los personajes y observamos cómo cada uno de ellos, siempre tras una sonrisa fingida o una actitud aparentemente rebelde, intentan afrontar sus temores.

El factor simbólico y mágico de los kappa libera a los protagonistas para que puedan ser honestos con ellos mismos. Lo realista, por otro lado, lo apreciamos en los paisajes de Asakusa mostrados como fotografías (tal como se ve en el ending), dándonos un bello recorrido turístico por ese barrio de Tokyo.

Uno de los mejores anime de la temporada de primavera de 2019 (abril-junio) por ser más de lo que podría haberse esperado (al mirar el primer capítulo me quedé con expresión de "¿qué rayos acabo de ver?") y con una evolución tal de los personajes que nos deja reflexionar sobre la idea de que las conexiones que tengamos con el mundo pueden cortarse en cualquier momento, sea por circunstancias ajenas o no, y que por ello se debe luchar por conservarlas lo más que se pueda, porque la vida da muchas vueltas y, pese el resultado final, siempre, siempre, tendremos una conexión que dé sentido, al menos, un momento de nuestra efímera existencia.

martes, 16 de enero de 2024

[La Jornada] Banana Fish: pandillas de NY y amor ágape

Les comparto esta reseña sobre esta obra que escribí hace tiempo para La Jornada

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¿Qué es lo primero que piensan al oír la palabra "banana fish"? Lean y lo averiguarán.

Banana Fish, de la mangaka Akimi Yoshida, nos muestra un mundo podrido en que los poderosos, mafiosos, políticos, mercenarios y el ejército manipulan a las masas mediante experimentos sociales y bioquímicos, además del control de los medios de comunicación, y obtienen lo que quieren sin importar a quienes dañan en el proceso. Pese que este manga aborda crudos temas tenemos a Ash (juguete sexual del hampa neoyorquino) y a Eiji (un japonés ingenuo y de corazón puro), dos chicos que provienen de realidades diferentes, pero que se comprenden y apoyan al grado de construir una amistad sincera y profunda. Ambos luchan por alcanzar su libertad sin importar el camino tortuoso que deban recorrer.

Ambientada en los años ochenta, seguimos a Ash Lynx, un joven de diecisiete años que es líder de una pandilla en Nueva York, unida a la mafia. Debido a su apariencia llamativa, esos ojos color jade y esa figura y mirada tan elegante y peligrosa a la vez, fue lo que le interesó al jefe de la mafia Dino Golzine quien, cuando Ash era un niño de siete años, éste se lo lleva a su mansión y se convierte en su esclavo sexual, no sólo siendo abusado por él, sino por todo un desfile de personajes importantes dentro del gobierno estadounidense. Su inteligencia y habilidades innatas fueron aún más desarrolladas con la educación y entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo y con armas que recibía por parte de su verdugo. Para él, ser un pandillero es sólo una forma desagradable para sobrevivir, puesto que escapar de las manos de Golzine, quien ve en Ash el heredero de su fortuna y negocios, le es imposible.


Otra de las penas con las que Ash tiene que vivir es que Griffin, su hermano, estando en la Guerra de Vietnam, es atacado por uno de sus compañeros, quien parece estar bajo el efecto de algún narcótico. De todos los compañeros, sólo Griffin y un amigo son los únicos que regresan a casa, mas el hermano de Ash queda en un estado casi vegetativo, traumado ante las escenas que vivió. La única respuesta que su cuerpo da es murmurar "banana fish". 

Así, un día que Ash va caminando por los callejones neoyorquinos, se encuentra con un tipo malherido que le da un frasco con una sustancia y un papel con una dirección en Los Ángeles y, antes de morir, dice "banana fish". El joven pandillero sabe que si va a ese lugar, descubrirá más sobre lo que le sucedió a su hermano, aún si eso significa ser perseguido por Golzine.

Por otro lado, Ibe, un periodista y fotógrafo japonés, va acompañado por un chico japonés, Eiji Okumura. Ambos van a un bar, donde Ibe había concertado una cita con Ash Lynx, ya que estaba trabajando en un reporte especial sobre las pandillas de New York. A pesar de que las personalidades de Ash y Eiji son distintas, desarrollaron una empatía especial, uno siempre lucha por sobrevivir, mientras que el nipón vive sumergido en su inocencia y desconoce por completo el mundo del pandillero.

Si continúo, les arruinaría la historia, sólo les diré que más personajes se unen a lo largo de los diecinueve tomos del manga, para averiguar los efectos de banana fish, una poderosa droga utilizada para el control mental de las altas esferas del gobierno estadounidense.

Esta obra ochentera revela cómo las acciones criminales de la mafia como la pornografía infantil, distribución de drogas y homicidios  repercuten en distintos niveles económicos, políticos y sociales.

A pesar del contenido violento, el manga se enfocó al publico femenino (shoujo), aunque por lo oscuro de la historia de Banana Fish rápidamente se volvió popular entre los hombres. 

Un aspecto importante de la trama es la relación que existe entre Ash y Eiji. El manga al no ser de género yaoi, no muestra una relación homosexual. Pese a tener experiencias totalmente opuestas, desarrollan una amistad verdadera, de esas que no todos son afortunados de tener en sus vidas. Sacrificarte por una persona de la que no se espera nada a cambio, sólo su compañía y comprensión, un simple abrazo cuando el mundo se desmorona. Ash, ante todo lo que ha pasado, ve en Eiji una fuerza que lo impulsa a querer su libertad, de aquella que Golzine le arrebató, y vivir como un simple chico de su edad.

Quizá más que amistad era amor, pero ese amor del tipo ágape, de aquel puro e inocente que espiritualmente tranquiliza tu alma. 

El año pasado, se adaptó al anime Banana Fish con veinticuatro episodios. Confesaré que los jueves en la noche tras observar los capítulos nuevos terminaba con un revoltijo de emociones, alegría, ternura, odio, tristeza e indignación. Así de intensa es su intriga narrativa. 

Para la adaptación, el estudio de animación optó por ambientar la historia en la época actual, por lo que la ropa y tecnología fueron modificadas. Hablando del diseño, Ash Lynx está basado en un principio en Stefan Edberg (tenista sueco famoso en los ochenta), pero la mayor inspiración está en River Phoenix, joven actor estadounidense que durante esos años fue una gran promesa en la actuación hasta que falleció a la corta edad de veintitrés años por una sobredosis ocurrida en The Viper Room, club nocturno hollywoodense del cual Johnny Depp era, y es, copropietario. Debido a la tormentosa infancia de River (hermano del también actor Joaquin Phoenix), podemos entender por qué Akimi Yoshida lo escogió como modelo de Ash.

Los openings endings de la serie nos reflejan lo que Ash Lynx siente sobre su existencia y cómo quiere hacer aunque sea una cosa que vaya en contra de cómo el mundo ha decidido ver su vida, sin importar el final que él mismo pueda tener.


Como un homenaje a la literatura estadounidense, el anime introdujo easter eggs que hacen referencia a cuentos y novelas de escritores de la Generación Perdida. Entre estos, tenemos Un día perfecto para el pez banana, y El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger;  Al otro lado del río, Las nieves del Kilimanjaro El jardín del Edén, de Ernest Hemingway; A este lado del paraíso y Mi ciudad perdida, de F. Scott Fitzgerald; Mientras agonizo, de William Faulkner, y De la muerte a la mañana, de Thomas Wolfe. 

Uno creería que nada tiene que ver el título de una novela con el contenido del capítulo, pero si leemos estas obras literarias y vemos Banana Fish, encontraremos un significado más profundo y complejo de las acciones de los personajes y de la situación bajo la que son presas. Una segunda o tercera lectura interesante que nos ofrece esta obra de estos autores que reflejan los excesos, crueldad, desesperanza, existencialismo, así como una pequeña esperanza que reside en la maldad que el ser humano demuestra sin ningún reparo.

Es difícil superar la trama y la complejidad de los personajes, y tras verla, todos desearán tener una persona cuya alma esté siempre a nuestro lado, una amistad que nos motive y ayude a ser mejores y que perdure sin importar nada. 

lunes, 15 de enero de 2024

[OS] Aullido

¡Hola! Hace muuuucho que no actualizo el blog por diversos motivos, pero espero irlo retomando de a poco.

Quisiera compartirles este One-Shot que escribí hace unos ayeres para un concurso en los Foros Dz. Espero sea de su agrado.

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Aullido

El joven esclavo se dirigía a los aposentos de su amo, Lycaon, quien le había pedido urgentemente una daga recién afilada. Su señor, el rey de esa ciudad,  solía ordenarle tareas un tanto extrañas. Nunca le decía qué hacía, ya que, claro está, un esclavo no merecía explicaciones de parte de su amo. Al joven Thana ya no le sorprendía que Lycaon le pidiera dagas, cuchillos, cazuelas grandes, cal, velas y que, cada que su amo salía de su cuarto especial junto a otras personas, sus túnicas blancas estuvieran manchadas de rojo. Así mismo, cuando le tocaba limpiar aquel cuarto, le era difícil quitar manchas escarlatas secas de una enorme mesa rectangular de piedra. 

Thana llegó donde se encontraba su amo; éste, al verlo, se apresuró para tomar la daga y ordenarle que se fuera inmediatamente. El esclavo alcanzó a ver a otras personas acompañando a su señor. Pensándolo bien, era el día de la semana en que se reunían estas personas en casa de su amo para hacer aquellas cosas incomprensibles para un esclavo como él. Dándose la vuelta, alcanzó a escuchar unos cánticos provenientes del interior de los aposentos de Lycaon, seguido por un grito. Thana se detuvo. Parecía el grito de un chico. Sin embargo, no le dio tanta importancia y se fue, rumbo a la ciudad, para hacer otro mandado.                           

En el mercado, mientras compraba, escuchó a varios ciudadanos comentar sobre la desaparición de varios jóvenes; además, hablaban acerca del misterioso comportamiento de su rey después de, según los rumores, una visita inesperada del dios Zeus a Lycaon, en la cual, el dios le hizo una maldición por sus rituales y extraños hábitos. Al darse cuenta aquellos ciudadanos de la presencia del esclavo real de su rey, se callaron. Thana no tomó importancia a aquello. 

Luego de un rato, regresó a la casa de Lycaon. Ya era tarde, seguro la reunión de su amo ya había acabado. Dejó los alimentos que había comprado y fue en busca de su amo. Tras ir a su cuarto, y no encontrarlo, fue a su lugar secreto de reuniones, ahí donde estaba esa mesa de piedra. La mirada del esclavo se detuvo sobre aquella mesa. De nuevo, como cada semana, estaba llena de manchas rojas. Mirando al suelo, se fijó que había un rastro de manchas que se dirigían a otro aposento de su señor, uno al que tenía la orden de nunca entrar. Tragó saliva y siguió el rastro. Llegó al final de esas migajas escarlatas y, lo que presenció, le sacó el aire: Lycaon estaba encima de un joven rubio. Éste, aún vivo, intentaba mover sus piernas para defenderse, pero era imposible: una ya no estaba unida a su cuerpo, y la otra era devorada golosamente por su atacante.

Thana retrocedió, asustado, no por lo que su amo estaba haciendo, sino por su apariencia bestial; le sorprendía reconocerlo bajo esa forma. Lycaon tenía pelaje grisáceo cubriendo todo su cuerpo, sus manos se habían vuelto más grandes y peludas, sus pies se habían alargado y, al igual que sus manos, poseían garras filosas; añadido a esto, una cola peluda le sobresalía, y su rostro también era diferente con esa mandíbula y colmillos sobresalientes manchados de sangre fresca y con pedazos de carne entre sus largos y colmillos. Un hombre lobo. Eso era ahora su amo. 

El esclavo, aprovechando que la bestia se entretenía con su platillo principal, caminó hacia atrás, intentando no hacer ruido, mas pisó uno de los huesos de los dedos del chico, rompiéndolo. La bestia volteó, alerta ante el sonido, y miró a Thana fieramente. Éste, se paralizó. Estaba seguro que acabaría justo como el chic que yacía sobre el piso. Lycaon se acercó a Thana, olfateándolo y mostrando sus colmillos amenazadoramente. El chico permaneció inmóvil, atento a los movimientos de la bestia, y se dio cuenta que sus grandes ojos observaban su cuerpo de manera extraña. 

El hombre lobo, repentinamente, se abalanzó sobre el esclavo, tirándolo en el frío suelo. Thana, intentando defenderse, alcanzó a agarrar la daga que, horas antes, le había dado a Lycaon y que ahora estaba tirada en el piso, e intentó atacarlo con ella, mas el hombre lobo, previniendo su ataque, lo esquivó de tal forma que Thana se cortó en el brazo. Su brazo sangraba y un pedazo de carne colgaba de su piel blanca. Lycaon, atraído por la carne y el suave aroma de la sangre fresca, arrancó delicadamente ese pedazo colgante y lamió con su larga lengua la cortada del chico, consiguiendo de él un gemido. Al parecer, a Lycaon le agradó el sonido proveniente de los rosados y carnudos labios de su esclavo, por lo que acercó sus garras al pecho semidesnudo de Thana, rasgándole la piel suave. Éste, gritando de dolor, pataleaba a su atacante, sin resultado alguno.                                                                                          

Los gritos del joven, combinado con la cálida sangre y la carne de su pecho hecha tirones, excitaron al rey mediante un aullido, mientras observaba con grandes ojos lujuriosos a su presa. Lycaon acercó más su cuerpo al de Thana; él pudo sentir un abultamiento sobre su entrepierna, algo caliente y palpitante. El joven reunió todas sus fuerzas para escapar como fuera de ahí. No importaba si él era un esclavo y tenía que soportar los caprichos de su amo, pero su amo ya no era humano. Podía buscar su libertad ahora. Thana logró zafarse de las garras de Lycaon, mas su alivio duró un instante, pues volvió a atraparlo, ahora con un abrazo desgarrador. Y no sólo eso, Thana miró aterrorizado el miembro erecto de su amo, colgando lujuriosamente entre sus entrepiernas, en busca de poner fin a su postre del día. Lycaon clavó sus garras en las muñecas de Thana, gritando éste nuevamente y aumentando así el placer bizarro de su amo. 

En ese momento, el esclavo sintió cómo el miembro se clavaba en lo hondo de su ser, haciéndolo gemir tanto de de dolor como de una extraña excitación. El hombre lobo aulló extasiado, atravesando con sus filosas garras el pecho de Thana. Chorros de sangre carmesí salieron de su espalda y boca, así como el vaho de su último aliento. Lycaon, satisfecho de su sed sangrienta y de su lujuria, regresaba a su forma original. Ahora, desnudo y con expresión sádica, tomó la daga y cargó el cuerpo inerte de Thana, dejándolo caer sobre la mesa de piedra. La daga tenía la sangre de su esclavo. La lamió con gula, mientras observaba su postre. Agarró con fuerza la daga y la clavó en medio de la entrepierna del chico. La parte más deliciosa del postre estaba por comenzar.