La ausencia de largometrajes anime dentro de la categoría de "Mejor película animada" en los próximos Premios de la Academia, mejor conocido como los premios Óscar, sólo evidencia el hecho de que lo único que importa para la industria cinematográfica hollywoodense es enaltecer la empresa del ratón más famoso del mundo que, en los últimos años adquirió Marvel Studios, Lucas Film, FOX y planea sacar su propio sistema de streaming.
De 26 películas que fueron pre-nominadas, cinco de ellas eran japonesas, sin embargo, ninguna competirá por la estatuilla de oro el próximo 4 de marzo. Las que se quedaron al margen fueron: Koe no katachi (Una voz silenciosa, como la titularon en México); Sword Art Online: Ordinal Scale; Kono sekai no katasumi ni (En este rincón del mundo); Mary to majou no hana (Mary y la flor de la bruja); Hirune hime: shiranai watashi no monogatari (Ancien y el mundo mágico). Llama la atención que Mary to majou no hana fue producida por el estudio de animación Ponoc, la cual tiene bastante influencia del famoso Estudio Ghibli, ya que varios animadores provienen de él, y se nota la semejanza al observar el estilo de dibujo, las tendencias temáticas y las características de los personajes de la Ghibli.
Para los que hayan visto algunas de las películas de este estudio, tales como Näusica en el Valle del Viento, o la Princesa Mononoke, sabrán que Ghibli siempre tiene como protagonistas a niñas o jóvenes, que siguen su camino sin depender directamente de un hombre, siendo estos más bien compañeros de sus travesías, y no príncipes que las rescatan de toda situación. El fundador de Ghibli, Hayao Miyazaki, escoge novelas o manga, de los cuales se adaptan la mayoría de las cintas del estudio que tengan personajes femeninos con estas características. Las películas de Ghibli y, ahora, de Ponoc, resaltan a la mujer, en un contexto con mensajes ecologistas que informan sobre el daño que los humanos le hacemos a la naturaleza y a la Tierra, además el cómo debemos respetarla y dejar que respire sin intervención nuestra.
Las películas de Ghibli nominadas a los premios Óscar han sido: Omoide no Marnie (El recuerdo de Marnie), Kaguya hime no monogatari (La leyenda de la princesa Kaguya), Kaze tachinu (Se levanta el viento), Howl no ugoku shiro (El castillo vagabundo) y Sen to Chihiro no kamikakushi (El viaje de Chihiro), siendo ésta la primera y única en ganar este galardón (en 2002), a mejor película animada, cuestión que me sorprende porque todos estos filmes muestran un contenido profundo, filosófico y hasta ideológico.
Ahora bien, tanto las cintas de Ghibli como de otros estudios de animación japoneses no estuvieron en el top 5 de 2017, éstas no son las clásicas películas animadas occidentales que están dirigidas a los niños y que están repletas de canciones, sino que están enfocadas a todo tipo de público, de manera que expone la enseñanza de valores y tradiciones japonesas y, sobre todo, una ideología y espiritualidad diferentes al contenido al que estamos acostumbrados, en los éxitos taquilleros de verano, los cuales son más consumistas.
Con relación a lo anterior, El viaje de Chihiro tiene mucho de estos elementos, al igual que la cinta que causó demasiado furor en Japón, convirtiéndose en la cinta más taquillera en ese país desplazando a la de Ghibli, y que pudimos verla el año pasado en cines mexicanos: Kimi no na wa (Tu nombre), en la cual la creencia del hilo rojo del destino que ata a las personas nunca se rompe, sino que sólo se enreda hasta que, en un punto se estira y une a esos seres, además de la importancia que le dan a las palabras y, en especial, al nombre, como una fuerza invocadora.
O sea, si cuando El viaje de Chihiro fue ganadora del Óscar rompió taquilla en Japón y a nivel mundial, mucho antes de que pisara suelo estadounidense, por tanto, si Kimi no na wa superó este largometraje ¿por qué no fue nominada? Claro que cuando Disney estrena película, no sirve de nada la calidad y emotividad que Kimi no na wa pudo producir en el público, sino las ganancias y renombre de la compañía.
Una regla de los Óscar es que no es obligatorio que las películas animadas ni las nominadas a mejor película extranjera se hayan estrenado en Los Ángeles, por lo que no es válido argumentar que Mary to mahou no hana no resultó finalista porque no se estrenó en Estados Unidos, sino porque este tipo de filmes, por lo ya mencionado anteriormente, separan lo que es el cine de arte, mucho más pensado, que el comercial de Hollywood.
Como he dicho antes, las películas animadas japonesas no son exclusivas para el público infantil, sino que es un medio más creativo para expresar realidades de diferente forma. Películas galardonadas en los Óscar, tales como The Matrix, que está inspirada en Ghost in the Shell, o Inception (El origen), que se fusiló Paprika, me pregunto, ¿por qué las japonesas no pudieron contender por esos premios, pero sí aquellas que toman elementos vitales de sus tramas y las hacen pasar como propias? Lo cierto es que películas de la talla de The Millenium Actress (de Satoshi Kon), Akira (de Katsushiro Otomo), Jin-Roh (de Mamoru Oshii), 5 centímetros por segundo (de Makoto Shinkai, el mismo de Kimi no na wa) y Toki wo kakeru shoujo (La chica que saltaba a través del tiempo, de Mamoru Hoseda) son mejores en contenido y animación que muchas que resultan ganadoras de los premios prestigiosos occidentales, ya que las tramas y temáticas son complejas, con un trasfondo en la historia y personajes que logran cambiar nuestro punto de vista sobre la vida.
Sabemos que Hollywood premia por motivos más bien políticos y económicos, pero sólo los que realmente conocemos de cine, de arte y de cultura apreciamos lo mejor de las cintas animadas y, entre ellas, siempre Japón estará estremeciendo nuestros corazones con sus animaciones.
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