martes, 16 de enero de 2024

[La Jornada] Banana Fish: pandillas de NY y amor ágape

Les comparto esta reseña sobre esta obra que escribí hace tiempo para La Jornada

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¿Qué es lo primero que piensan al oír la palabra "banana fish"? Lean y lo averiguarán.

Banana Fish, de la mangaka Akimi Yoshida, nos muestra un mundo podrido en que los poderosos, mafiosos, políticos, mercenarios y el ejército manipulan a las masas mediante experimentos sociales y bioquímicos, además del control de los medios de comunicación, y obtienen lo que quieren sin importar a quienes dañan en el proceso. Pese que este manga aborda crudos temas tenemos a Ash (juguete sexual del hampa neoyorquino) y a Eiji (un japonés ingenuo y de corazón puro), dos chicos que provienen de realidades diferentes, pero que se comprenden y apoyan al grado de construir una amistad sincera y profunda. Ambos luchan por alcanzar su libertad sin importar el camino tortuoso que deban recorrer.

Ambientada en los años ochenta, seguimos a Ash Lynx, un joven de diecisiete años que es líder de una pandilla en Nueva York, unida a la mafia. Debido a su apariencia llamativa, esos ojos color jade y esa figura y mirada tan elegante y peligrosa a la vez, fue lo que le interesó al jefe de la mafia Dino Golzine quien, cuando Ash era un niño de siete años, éste se lo lleva a su mansión y se convierte en su esclavo sexual, no sólo siendo abusado por él, sino por todo un desfile de personajes importantes dentro del gobierno estadounidense. Su inteligencia y habilidades innatas fueron aún más desarrolladas con la educación y entrenamiento en combate cuerpo a cuerpo y con armas que recibía por parte de su verdugo. Para él, ser un pandillero es sólo una forma desagradable para sobrevivir, puesto que escapar de las manos de Golzine, quien ve en Ash el heredero de su fortuna y negocios, le es imposible.


Otra de las penas con las que Ash tiene que vivir es que Griffin, su hermano, estando en la Guerra de Vietnam, es atacado por uno de sus compañeros, quien parece estar bajo el efecto de algún narcótico. De todos los compañeros, sólo Griffin y un amigo son los únicos que regresan a casa, mas el hermano de Ash queda en un estado casi vegetativo, traumado ante las escenas que vivió. La única respuesta que su cuerpo da es murmurar "banana fish". 

Así, un día que Ash va caminando por los callejones neoyorquinos, se encuentra con un tipo malherido que le da un frasco con una sustancia y un papel con una dirección en Los Ángeles y, antes de morir, dice "banana fish". El joven pandillero sabe que si va a ese lugar, descubrirá más sobre lo que le sucedió a su hermano, aún si eso significa ser perseguido por Golzine.

Por otro lado, Ibe, un periodista y fotógrafo japonés, va acompañado por un chico japonés, Eiji Okumura. Ambos van a un bar, donde Ibe había concertado una cita con Ash Lynx, ya que estaba trabajando en un reporte especial sobre las pandillas de New York. A pesar de que las personalidades de Ash y Eiji son distintas, desarrollaron una empatía especial, uno siempre lucha por sobrevivir, mientras que el nipón vive sumergido en su inocencia y desconoce por completo el mundo del pandillero.

Si continúo, les arruinaría la historia, sólo les diré que más personajes se unen a lo largo de los diecinueve tomos del manga, para averiguar los efectos de banana fish, una poderosa droga utilizada para el control mental de las altas esferas del gobierno estadounidense.

Esta obra ochentera revela cómo las acciones criminales de la mafia como la pornografía infantil, distribución de drogas y homicidios  repercuten en distintos niveles económicos, políticos y sociales.

A pesar del contenido violento, el manga se enfocó al publico femenino (shoujo), aunque por lo oscuro de la historia de Banana Fish rápidamente se volvió popular entre los hombres. 

Un aspecto importante de la trama es la relación que existe entre Ash y Eiji. El manga al no ser de género yaoi, no muestra una relación homosexual. Pese a tener experiencias totalmente opuestas, desarrollan una amistad verdadera, de esas que no todos son afortunados de tener en sus vidas. Sacrificarte por una persona de la que no se espera nada a cambio, sólo su compañía y comprensión, un simple abrazo cuando el mundo se desmorona. Ash, ante todo lo que ha pasado, ve en Eiji una fuerza que lo impulsa a querer su libertad, de aquella que Golzine le arrebató, y vivir como un simple chico de su edad.

Quizá más que amistad era amor, pero ese amor del tipo ágape, de aquel puro e inocente que espiritualmente tranquiliza tu alma. 

El año pasado, se adaptó al anime Banana Fish con veinticuatro episodios. Confesaré que los jueves en la noche tras observar los capítulos nuevos terminaba con un revoltijo de emociones, alegría, ternura, odio, tristeza e indignación. Así de intensa es su intriga narrativa. 

Para la adaptación, el estudio de animación optó por ambientar la historia en la época actual, por lo que la ropa y tecnología fueron modificadas. Hablando del diseño, Ash Lynx está basado en un principio en Stefan Edberg (tenista sueco famoso en los ochenta), pero la mayor inspiración está en River Phoenix, joven actor estadounidense que durante esos años fue una gran promesa en la actuación hasta que falleció a la corta edad de veintitrés años por una sobredosis ocurrida en The Viper Room, club nocturno hollywoodense del cual Johnny Depp era, y es, copropietario. Debido a la tormentosa infancia de River (hermano del también actor Joaquin Phoenix), podemos entender por qué Akimi Yoshida lo escogió como modelo de Ash.

Los openings endings de la serie nos reflejan lo que Ash Lynx siente sobre su existencia y cómo quiere hacer aunque sea una cosa que vaya en contra de cómo el mundo ha decidido ver su vida, sin importar el final que él mismo pueda tener.


Como un homenaje a la literatura estadounidense, el anime introdujo easter eggs que hacen referencia a cuentos y novelas de escritores de la Generación Perdida. Entre estos, tenemos Un día perfecto para el pez banana, y El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger;  Al otro lado del río, Las nieves del Kilimanjaro El jardín del Edén, de Ernest Hemingway; A este lado del paraíso y Mi ciudad perdida, de F. Scott Fitzgerald; Mientras agonizo, de William Faulkner, y De la muerte a la mañana, de Thomas Wolfe. 

Uno creería que nada tiene que ver el título de una novela con el contenido del capítulo, pero si leemos estas obras literarias y vemos Banana Fish, encontraremos un significado más profundo y complejo de las acciones de los personajes y de la situación bajo la que son presas. Una segunda o tercera lectura interesante que nos ofrece esta obra de estos autores que reflejan los excesos, crueldad, desesperanza, existencialismo, así como una pequeña esperanza que reside en la maldad que el ser humano demuestra sin ningún reparo.

Es difícil superar la trama y la complejidad de los personajes, y tras verla, todos desearán tener una persona cuya alma esté siempre a nuestro lado, una amistad que nos motive y ayude a ser mejores y que perdure sin importar nada. 

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