viernes, 24 de junio de 2016

El héroe japonés: Samurai Flamenco y One-Punch Man

Estamos acostumbrados a que los superhéroes de los cómics se convierten en héroes a partir de traumas (generalmente a raíz de la muerte de los padres o de alguien cercano), o porque mediante un accidente obtuvieron poderes extraordinarios y con ellos quieren hacer algún bien. Sin embargo, algunos héroes de manga/anime tienen orígenes distintos, como sucede con Samurai Flamenco y One-Punch Man.


Samurai Flamenco (サムライフラメンコ) nos presenta a Hazama Masayoshi, un joven modelo, cuya verdadera pasión la encuentra en las series y películas de género tokusatsu (producciones de acción real en la que hay un uso intensivo de efectos especiales, donde monstruos aparecen como antagonistas, estilo Godzilla) y en los programas super sentai.

El super sentai ("Súper escuadrón") toma su nombre de escuadrones del Servicio Aéreo del Ejército Imperial Japonés durante la Segunda Guerra Mundial, y designa a series televisivas japonesas que suelen estar protagonizadas por un grupo, generalmente de cinco jóvenes, que se diferencian por trajes de distintos colores, y que pelean contra monstruos, alienígenas y demás, utilizando armas, su fuerza física y robots gigantes piloteados, llamados mechas, (estilo Power Rangers.)

Hazama creció con estas series, que lo motivaron a convertirse en un héroe, sentimiento que, seguro, muchos de nosotros tuvimos de niños. Así, mientras de día él se dedica a modelar, de noche se pone un traje, confeccionado por sí mismo, y bajo el nombre heroico de Samurai Flamenco recorre las calles e intenta hacer un cambio al decirle a la gente que tire la basura en el contenedor correcto o que los jóvenes no anden a altas horas de la noche en la calle. Cosas pequeñas que pueden crear un efecto grande.

Sin embargo, un incidente hará que él deje esas tareas para enfrentarse a peligros mayores, tales como los que Hazama ha visto millones de veces en los programas de superhéroes.

Samurai Flamenco nos regresa al origen del héroe japonés, es decir, los soldados de la Segunda Guerra, además presenta a un protagonista completamente humano y sin habilidades extraordinarias.
Que intenta cambiar su mundo con la simple idea de ayudar, guiado por las series que le inspiraron de niño, y ser un héroe de profesión y por convicción. Además, a lo largo de veintidós capítulos podemos ver aspectos característicos de los géneros tokusatsu y super sentai, como los enemigos, los trajes, los mechas, el trabajo en equipo y el proteger a los demás.

La otra historia es One-Punch Man (ワンパンマン Wanpanman). Ésta nos introduce a Saitama, un personaje bastante peculiar que rompe con el esquema tradicional de los superhéroes: un joven calvo, con ojos como de pescado  muerto, una apariencia física nada sorprendente, y su traje nada atractivo a la vista, construyen la imagen de un tipo cualquiera, indiferente y debilucho. 

Tres años antes del presente de la historia, Saitama era un desempleado que, al no encontrar trabajo ni nada que motivara su vida, se topa con un monstruo cangrejo que pretende asesinar a un niño que le había hecho una broma. 
Saitama se involucra, pese a sus deseos iniciales, y termina defendiendo al niño y derrotando al monstruo. Tras esto, recuerda su sueño de la niñez de ser un superhéroe, y decidido se pone a entrenar, lo que resulta en que quede calvo y obtenga una gran fuerza, capaz de derrotar a sus enemigos con un sólo golpe.

En One-Punch Man sucede lo contrario que en Samurai Flamenco, ya que hay una revaloración de la figura del héroe a la que estamos acostumbrados: el buen físico para pelear, un aspecto bonito, su gran interés y disposición por hacer las cosas que como héroe debe hacer. Saitama no tiene nada de esto, se nota desde que vemos a un protagonista calvo, generalmente este físico es dado a los villanos o a los compañeros del personaje principal. 

Saitama es la imagen que quiere romper con los estereotipos del héroe occidental al que estamos acostumbrados; él quiere ayudar, pero su apatía a pelear y terminar todo de un golpe le ha quitado la emoción a su trabajo; por otra parte, Hazama tiene bien enraizado los valores de los héroes que él admiraba de niño y, con ellos, él decide recorrer ese camino, pero a su manera.

En ambas series tenemos a dos jóvenes que, al inicio, no tienen gran habilidad, pero su ferviente deseo de ser más de lo que son en ese momento y ayudar a otros es lo que los convierte en seres extraordinarios, porque así lo quieren, y no por circunstancias que los llevan hasta ese camino. 

Quizá deberíamos aprender un poco de estos personajes que no temen actuar correctamente frente al resto de personas que ven lo malo como aceptable y conformista.

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