sábado, 17 de septiembre de 2016

Monster: Mira qué tan grande se ha vuelto el monstruo de mi interior

El manga/anime tiene su lado serio y turbio, con historias que desentrañan algunos experimentos nazis sobre el lavado del cerebro, la raza aria y los súper hombres en la Alemania Oriental, reflejos siniestros de la sociedad.

El mundo es muy oscuro. Lo vemos a diario con las noticias: masacres por allá, experimentos con armas químicas y nucleares por ahí, discriminación y racismo por otros lares, violencia desbordada. En sí, el mundo no es oscuro ni asqueroso, sino nosotros, los humanos, quienes nos destruimos por el mero placer y poder que tenemos sobre el otro para hacerle daño. Es nuestra naturaleza humana. No hay peor monstruo que el hombre:
"Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi una bestia emerger del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez diademas; y sobre las cabezas de ella el nombre de blasfemia. (...) Y adoraron al dragón que había dado la potestad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: "¿Quién es semejante a la bestia, y quién podrá lidiar con ella?"
Con esta cita sacada del Apocalipsis, inicia la obra maestra de Naoki Urasawa: Monster. No se trata de un dragón que incinera todo y convierte la tierra en un infierno. No. Sino de la obra de un hombre que quiere desatar el caos mediante la manipulación, la cizaña, y la venganza.


Un prometedor neurocirujano japonés, Kenzo Tenma, quien trabaja en un hospital prestigioso en Dusseldorf, Alemania. Su vida personal y profesional se encuentran en la cúspide, pero todo su mundo cambia cuando, una noche, se encuentra en la disyuntiva entre operar al alcalde de la ciudad o a un niño al que le habían disparado en la cabeza. Desobedece la orden del director del hospital al priorizar la vida del chico que corría mayor peligro, haciendo caso omiso de las políticas e intereses de su jefe.

El niño, Johan Liebheart, ahora se encuentra a salvo, junto con su hermana gemela, que sobreviven a la masacre efectuada en su casa con sus padres adoptivos la noche en que son ingresados al hospital. Sin embargo, degradan a Tenma de su puesto, de lo cual se benefician otros doctores y el mismo director. Su vida cambia, claro, pero lo hace aún más cuando esos doctores mueren misteriosamente y los gemelos desaparecen. Entonces, Lunge, inspector de la BKA, investiga el caso y Tenma es el principal sospechoso. Mas, como no hay pruebas, el caso se cierra.

Nueve años después, Tenma, con su vida ya un poco más estable, se encuentra con un Johan ya joven, quien resulta ser la mente maestra detrás de una serie de asesinatos. Johan lo deja libre, ya que agradece que él lo salvara hace años. Y, claro, vuelve a ser sospechoso de estos crímenes, y el inspector Lunge vuelve a escena, persiguiendo al japonés, ya que cree que sufre un trastorno de personalidad múltiple, y cree que el relato que éste le hiciera de Johan es pura fantasía. Ahora, Tenma se siente con la obligación de detener los planes de éste, ya que, de no haber sido por él, mucha gente seguiría viva. 

Así es como empieza la odisea de Tenma a lo largo de la Alemania de los ochenta, en que va rastreando las pistas que encuentra sobre Johan, entre ellas, el paradero de su hermana, Ana, como personajes que tienen que ver con el pasado de los gemelos y la razón de que Johan sea un psicópata, la cual se deriva a experimentos de sobrevivientes nazis que tenían como fachada orfanatos, y de un personaje particular, que moldeaban las mentes de los niños para que fueran máquinas asesinas. Esto, sin revelar mucho de la historia, lo lograban mediante la lectura de supuestos cuentos infantiles que de infantil no tenía nada. Los libros que se les daban tenían mensajes subliminales en que se le quedaba a los niños las figuras de los monstruos, y el papel de estos en el mundo humano. 

La capacidad, inteligencia y carisma de Johan le han permitido manipular personas para que asesinen por él, o bien, él mismo lo hace al ganarse la confianza de sus víctimas. No hay nada tan aterrador que un joven le hable de tal manera a un niño para que éste quiera suicidarse. Un monstruo es, cierto, pero lo fue por sus circunstancias, como verán a lo largo de los 74 capítulos de anime.

Otros aspectos que vuelven a esta obra todo un clásico ya de la animación japonesa son los escenarios  muy realistas en los que se desenvuelve la historia, los cuales abarcan ciudades alemanas y checas; la música que contrasta muy bien con las escenas; el hilo conductor de la trama que revela datos importantes sobre Johan en cada capítulo, lo que se ve también con la conexión entre los diferentes personajes que aparecen.

Un hombre que busca venganza contra aquellos que lo convirtieron en un monstruo que tiene cada vez menos de humano, y que espera a que ese ser sea tan grande que lo domine por completo y tiña todo del color rojo del infierno.

Como decía, el mundo es un asco, con miles de monstruos entre nosotros.

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