Advertencia: los drabbles cuentan historias de desamor de chicoxchico.
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Primer historia
Tantas. Tantas grandes decepciones en mi trágica corta
vida. Ni dos décadas he vivido y mi corazón ya no soporta ninguna sutura más.
Tantos puntos tiene mi corazón que, si las heridas vuelven a ser abiertas, ya
no habrá manera de salvación.
Estoy tan desgarrado por dentro y por fuera… ¡Oh, por qué
me dejé seducir por esos brillantes ojos que desnudaban mi alma y cuerpo con
tan sólo mirarme momentáneamente!
Me odio a mí mismo por dejar que tú, Adán moderno y
pecaminoso, te acercaras a mí con esa sonrisa llena de satisfacción. Y me odio
más por permitir que otros como tú se apropiaran de mi desolado corazón.
Mas, ¿qué puedo hacer? Aunque me aleje, encuentro a otro
como tú. Tal vez mi destino sea sufrir por ese sentimiento de amor que jamás
seré capaz de sentir.
Y, de nuevo, en esta noche fría, lo único que experimento
es un dolor interminable y una desesperación tan obscura como la noche misma.
Segunda historia
Recuerdo bien la primera vez que mi corazón se quebró. Y
recuerdo cuánto sufrí en poder suturarlo.
Aún cuando eso
pasó ya hace unos años, sigue siendo una herida que en las noches se reabre.
Eso es, de cierto modo, inevitable. ¿Inevitable? Sí, eso pienso. Después de
todo, fuiste mi primer amor. Un primer amor que, en vez de alentarme y endulzar
mi vida, sólo provocaste en mí una violenta tormenta llena de obscuros
pensamientos y que, por mucho tiempo, pensara en acabar con mi propia vida por
lo interminable de mi sufrimiento.
Supongo que al menos tú te divertiste destrozando mi enamorado corazón. Me guiaste en un camino al que nunca debí entrar y del que ahora ya no puedo salir.
Supongo que al menos tú te divertiste destrozando mi enamorado corazón. Me guiaste en un camino al que nunca debí entrar y del que ahora ya no puedo salir.
Mi querido chico de ojos castaños, cuánto rencor te tengo ahora y cuánto me deprimo al recordar esos momentos de intimidad inocentes en que no tenía miedo de decir que amaba a un chico.
Ahora, la corrupción ha llegado a mi ser entero y seré perseguido por ello.
Tercera historia
Tras ese primer amor fallido, tardé dos años en
recuperarme, aunque no del todo.
Intenté regresar al mundo real después de mucho tiempo. No me importaba con quién. Conocí a un chico, el nuevo de la clase, y quedé prendido a él al verlo con su uniforme de gimnasia, con ese short que le hacía honor a su nombre. Me acerqué a él y, en poco tiempo, comenzamos a salir. Nadie en la escuela hablaba mal sobre esta nueva relación entre chicos. Me sentía de nuevo feliz... pero podía sentir algo oscuro en un rincón de mi corazón.
Y tenía razón. A mi amado terminé pervirtiéndolo, pudriéndolo, corrompiéndolo, dominándolo y maltratándolo tanto, que yo mismo me desconocí al ver sus ojos suplicantes.
Eso me hizo entender que eso que dicen: "sacar un clavo con otro clavo", no es lo mejor que se puede unir las piezas separadas del corazón. Y lo entiendo cada vez que lo veo y sus ojos me miran con horror.
Intenté regresar al mundo real después de mucho tiempo. No me importaba con quién. Conocí a un chico, el nuevo de la clase, y quedé prendido a él al verlo con su uniforme de gimnasia, con ese short que le hacía honor a su nombre. Me acerqué a él y, en poco tiempo, comenzamos a salir. Nadie en la escuela hablaba mal sobre esta nueva relación entre chicos. Me sentía de nuevo feliz... pero podía sentir algo oscuro en un rincón de mi corazón.
Y tenía razón. A mi amado terminé pervirtiéndolo, pudriéndolo, corrompiéndolo, dominándolo y maltratándolo tanto, que yo mismo me desconocí al ver sus ojos suplicantes.
Eso me hizo entender que eso que dicen: "sacar un clavo con otro clavo", no es lo mejor que se puede unir las piezas separadas del corazón. Y lo entiendo cada vez que lo veo y sus ojos me miran con horror.
Cuarta historia
De nuevo, escribiendo mi fatídica vida amorosa, tardé un
poco en volver a mi antiguo yo al lastimar de tal manera a mi segundo amor.
Lo que siguió fue, viéndolo desde el punto de vista
budista, producto de mi karma en esa turbulenta relación. Admito que fue mi
culpa y, por ello, me dolió el que se me regresara la moneda de peor forma.
Esta historia sucedió unos meses después de mi segunda
relación. Durante ese tiempo, volví a ser yo mismo, eliminando de mi cuerpo esa
maldad que me había envenenado. Finalmente, regresé de nuevo a la vida, y pensé
que no servía para ser una persona dominante y obsesiva en una relación. No era
que yo fuera el sumiso, pero realmente el haber tratado de ser dominante había
dañado a otra persona y, claro está, a mí mismo.
Quinta historia
El siguiente chico del que me enamoré fue un compañero de
un grado superior. Lo conocí un día muy caluroso en que los estudiantes
preparaban los detalles del festival cultural. Él me ayudó al cargar unas
cosas, hablamos, y se dio mágicamente una relación.
Yo estaba contento. Empezaba a sentir que el enamorarme
de hombres era lo que me traía calamidades, incluso pensé en cambiar mis
preferencias, pero al ver que ese chico me quería, volví a caer. Y caí,
profundamente.
Vaya, el recordar aquello me estremece demasiado. Me dejé
llevar hasta el punto de la intimidad, aunque me sentía temeroso al respecto.
Mi mente me decía que no lo hiciera. Ahora, sé que debí hacerle caso. Aquel
chico me trató fríamente, toda su bondad de antes se transformó en una perversa
sonrisa.
En pocas palabras, durante esos cuarenta minutos me sentí
tal como mi ex novio se había sentido en esa noche turbulenta en que me convertí
en una bestia sin sentimientos, sintiendo placer al maltratar su ser entero.
Eso, fue mi karma.
Sexta historia
De nueva cuenta, me fue difícil sobreponerme a los hechos
ocurridos, pero lo hice más rápido de lo que creía, pues creo que aquello me lo
merecía.
Continuando con este diario, que escribo más por el lado
terapéutico que porque me agrade, es necesario contar mi siguiente
historia. Sorpresivamente, ésta no es
tan tris… bueno, no es tan traumática como las anteriores, lo cual me alegra un
poco, por así decirlo.
A mi siguiente amor no tuve que buscarlo tan lejos. Era
mi vecino. Me sorprendió no haberme dado cuenta de que tan lindo, noble y bello
chico vivía a tan sólo unos pasos de mí.
Nos hicimos amigos, teníamos una relación muy pura,
incluso cuando nos hicimos novios, y me agradó el volver a sentir esa clase de
amor sincero. ¡Qué recuerdos tan hermosos!
Sin embargo, la felicidad no duró más que cuatro meses,
ya que él se mudó muy lejos debido a que había recibido una beca en otro país.
Yo, estaba feliz por él, pero me dolía el no poder volverlo a ver, no poder ver
de nuevo a ese chico que le dio algo de cariño a mi corazón fragmentado.
En esa ocasión, solamente la tristeza me invadió.
Séptima historia
El día de hoy, 14 de febrero, es una
fecha que me causa muchos sentimientos encontrados: amor, felicidad, desamor,
tristeza, odio, depresión, necesidad, deseo. Por tanto, es un día al que le
rehuyo y me pongo, casi siempre, a pensar sobre mis relaciones amorosas del
pasado, lo bueno y lo malo de ellas; recordando los bellos rostros de aquellos
a quienes amé y que, a pesar de todo el daño, siguen estando presentes en mi
piel, en mi corazón, en mi alma. Son huellas que no podrán quitarse.
Las historias que he escrito, me han ayudado a superar mis lamentos, a ver de nuevo la vida con otros ojos. Esta historia es la última. Realmente no sé si volveré a enamorarme, o cuánto tardaré en encontrar al chico ideal. Ahora no me importa tanto el amor como antes, pero no estoy cerrado a la idea de volver a postrarme ante él.
Puedo decir ahora que mi corazón está listo para desangrarse una vez más.
Las historias que he escrito, me han ayudado a superar mis lamentos, a ver de nuevo la vida con otros ojos. Esta historia es la última. Realmente no sé si volveré a enamorarme, o cuánto tardaré en encontrar al chico ideal. Ahora no me importa tanto el amor como antes, pero no estoy cerrado a la idea de volver a postrarme ante él.
Puedo decir ahora que mi corazón está listo para desangrarse una vez más.
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