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viernes, 7 de septiembre de 2018

[La Jornada] El 68 de Japón y la influencia del manga

Este año se cumple el cincuenta aniversario desde que el mundo vivió al unísono una época de cambio social. Ya fueran movimientos estudiantiles y obreros (revueltas en Francia, Alemania y México), o aquellos que se originaron por modificar el gobierno reinante (la "Primavera de Praga", en Checoslovaquia) o defender los derechos civiles (en Estados Unidos), así como la oposición a la Guerra de Vietnam, todo visto bajo el contexto de la Guerra Fría, la gente de distintas nacionalidades se vieron influenciadas por estos movimientos y por sus propias situaciones nacionales para levantarse en contra de aquello que chocaba ante sus ideales de ese momento.



Simplemente, la reciente marcha de los jóvenes de la UNAM que protestaba ante la inseguridad y agresiones dentro y fuera de sus planteles, que fue el estallido ante una serie de decisiones que afectaron a la comunidad estudiantil del CCH Azcapotzalco, nos ha hecho recordar, a un mes de que se conmemore la matanza del dos de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, que, si uno se conforma ante la situación de descontento social, nada cambiará, y que es necesario levantarse para exigir un cambio a las autoridades, aunque eso conlleve un destino trágico a quienes se oponen a ellas.

Ahora bien, como parte de estos movimientos que marcaron al año 1968, en Japón ocurrió algo similar que se nutrió de los acontecimientos, ya mencionados, y de su contexto, mientras, a su vez, jóvenes japoneses encontraron en ciertas películas y manga una expresión de sus ideales.

Antes de hablar sobre la influencia del manga, es necesario señalar los factores que motivaron a que esta juventud se opusiera al sistema que gobernaba su país. En primer lugar, el crecimiento económico que hubo en la época cambió su panorama: la mayoría de la población se encontraba en zonas rurales, por lo que, ante el auge financiero, hubo un gran proceso de urbanización y migración a las ciudades que comenzaban a edificarse, situación que, en especial a los jóvenes, que habían vivido bajo cierto contexto, fue una transformación rápida de su entorno; el poseer gran cantidad de dinero conllevó a que se entrara en una sociedad de masas que se alienaba ante el consumismo capitalista.

En segundo lugar, y muy ligado al punto anterior, fue la educación. Al llegar a las ciudades tantos jóvenes que aspiraban a entrar a las mejores universidades y, a decir de sus padres y de las autoridades, encontrarían un buen trabajo y su vida sería mejor gracias a ello; hubo una expansión en las matrículas, lo que conllevó a que los estudiantes se enfocaran en estudiar día y noche, sin hacer más que eso, sólo por cumplir aquella ideología de vida que se les había inculcado de pequeños. Así, al entrar a la universidad, su desilusión fue profunda, ya que se dieron cuenta que la cantidad de alumnos excedía a las dimensiones de las escuelas, que los profesores eran pocos y muchos de ellos no eran cualificados para enseñar, y que, para poder dar clases, se metía a los estudiantes en auditorios que eran totalmente abarrotados de estos y el profesor daba sus clases a través de un micrófono. A este tipo de enseñanza se le dio el nombre de "clases producidas en masas". Ante esta realidad, y sabiendo que lo único que la universidad quería era moldearlos como una multitud, matando a su individuo, para que ingresaran, una vez graduados, a formar parte de la mano de obra del capitalismo. El descontento también creció porque se buscaba que las decisiones competentes a las universidades no fuera sólo de un puñado de personas, sino que se democratizara.

Si a esto se le añade el factor llamado Estados Unidos, que se dio bajo dos problemáticas: el Tratado de Seguridad Mutua entre ambos países, que permitía (y aún lo hace) la instalación de bases militares estadounidenses; y la Guerra de Vietnam, en que los nipones entendieron que, a raíz de este tratado, ellos vendían armas que luego los otros usaban para matar a los vietnamitas, por lo que el dinero que el país asiático ganaba con ello estaba manchado de sangre, cuestión por la cual los jóvenes se opusieron a ésta.

Los estudiantes tomaron como medida el cerrar las distintas universidades a lo largo del país, poniendo barricadas para evitar que la policía entrara, ya que ellos pensaban que estos recintos no debían ser manchillados por la sociedad industrial. Esto, además, con un sentimiento de "auto-negación", en que rechazaban  un modo de existencia que los condonaba a ser clasificados y colocados en puestos necesarios para el funcionamiento de la sociedad industrial capitalista.

Ahora, es momento de hablar del factor cultural. El cine era barato en ese entonces, por lo que los jóvenes iban a ver películas de yakuza (mafia japonesa), por el sentido de que ellos representan los ideales de estos: desafiaban al sistema, mantenían un pensamiento ascético (purificación del alma mediante la negación de los placeres materiales) y anticapitalista (cuestión que la yakuza actual ya no cumple), muchos eran de clase baja que pasaban por ciertas situaciones degradantes, pero terminaban venciendo.

Los samurái y su bushido, o código de honor, se retomaron por la ideología y el comportamiento, que eran necesarios en esa época en que el autocontrol (que rechazaba los deseos del consumidor y el prestigio del mundo real en favor del cultivo de uno mismo, la búsqueda del conocimiento, y el deseo de un sistema social que pusiera en primer plano al individuo).  

El manga, por su parte, fue revalorado gracias estos jóvenes, puesto que se consideraba que sólo era para un público infantil, lo cual sorprendió cuando se les veía leer manga tras las barricadas. Además, comenzó a tener auge el seinen, aquel dedicado a jóvenes adultos, cuyas temáticas tenían tintes trágicos, con contenido social, político y social. 

Dos obras fueron las más influyentes: Ashita no Joe, que nos habla de Joe, un joven huérfano pobre, que tiene una vida dura, pero que, a través del boxeo, él logra cambiar su vida al esforzarse física y espiritualmente en ello, derrotando a aquellos que, según los estudiantes, representaban al capitalismo. El ascetismo mostrado, así como la consecuencia de alcanzar un status alto socialmente, que puede verse al final de la obra, encajaba muy bien con los ideales de los estudiantes. 

Kamui Den, o La leyenda de Kamui, que se centra en el pueblo Hiochi, en que las clases sociales están muy marcadas pero, pese a la diferencia que tienen al pertenecer a distintos grupos, todos sufren bajo el yugo del gobierno del Shogunato (o Bakufu), liderado por los Tokugawa, quien estableció un gobierno militar durante 265 años. Pese a que este clan era de samurái, no tenía consideraciones con ellos, puesto que una rebelión de ellos significa peligro. Lo retratado se relacionaba con la lucha estudiantil.

Estas dos obras en particular (aunque claro que hubo más), eran reflejo de las inquietudes de ese momento, convirtiéndose en íconos de las protestas sociales y de grupos de izquierda estudiantiles. En jóvenes o niños ahora residía el poder de reinventar aquello que los adultos no podían ante su visión del mundo manchada, y hoy en día, en las obras actuales, son este tipo de personajes quienes pueden hacer un cambio en su realidad, mientras que los adultos son dejados a un lado o cumplen la función de guía o maestro.

Sobre esta manifestación, el manga Unlucky Young Men nos ubica en esta época, en que el descontento social crece cada vez en Japón. Norio Nagayama viaja a Tokyo, y en un bar de jazz, qye era usado por los jóvenes como cuarteles, conoce a Takeshi Kitano, un joven comediante que quiere incursionar en el cine con su obra Unlucky Young Men, la cual representa la generación nipona desilusionada y desesperada por alcanzar sus sueños. Para lograr esto, los dos amigos planean robar un camión que transporta 300 millones de yenes, mientras la juventud japonesa y la del resto del mundo libran sus propias batallas, dándonos esbozos de lo que ocurre.

Como sucedió en el movimiento social mexicano en Tlatelolco, todo terminó para los japoneses cuando la policía logró penetró las filas estudiantiles, aunque sin la matanza y acoso que sufrieron los involucrados en nuestro país. Los pocos jóvenes japoneses que siguieron en actividades sociales se enfocaron en los problemas que sufrían las minorías, en el papel de la mujer que llevó a movimientos feministas, a prestar atención a la cuestión ecológica y la liberación sexual. Pese a estos logros que derivaron las protestas de los universitarios, varios de estos no pudieron escapar de lo que la burbuja económica les aventajaba, consiguiendo trabajos decentes y formando familias; la cuestión de la universidad como dadora de mano de obra para el sistema capitalista ha tomado mayor fuerza, pero lo que se buscaba que se modificara internamente en las escuelas sí fue logrado.

Lamentablemente, a veces los ideales se quedan sólo como eso, y la realidad cruda, junto con la falta de movilización y conciencia de la gente, impide que se realicen, sin embargo, el empezar a cimbrar el suelo con pensamientos distintos que buscan una mejora en nuestro entorno, en nuestro país, ya es un pequeño cambio. 

No dejemos que el sistema haga con nosotros lo que quiera sin al menos habernos levantado a exigir. Cada movimiento social que alguna vez se ha dado alrededor del mundo sí ha podido lograr algo, sumar una victoria contra el mundo opresor que nos sigue sometiendo a su antojo. No olvidemos la cultura, fomento de la liberación de cadenas, de información, de ideales y de motivos necesarios para rebelarnos, porque somos el resultado de todos esas manifestaciones.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Hetalia: Países personificados

Los últimos días hemos tenido en boga cuestiones políticas fuertes, como el candidato electo de Estados Unidos y las estupideces que quiere hacer y que afectarán a nuestro país y al resto del mundo; y la noticia reciente del fallecimiento del revolucionario Fidel Castro, figura importante, visto desde extremos distintos, que se opuso al Imperialismo. Es decir, las opiniones siempre van variar, sobretodo en cuanto a la Historia se refiere, y es por eso que tendemos a etiquetar a toda una nación, con base en la conducta de sus líderes y del pensamiento estereotipado de sus habitantes, como si el propio país fuera una entidad propia.

Con esta idea, Hidekaz Himaruya creó un web-manga llamado Hetalia Axis Powers, en el cual vemos países europeos, asiáticos y americanos con forma humana, con personalidades, actitudes y acciones estereotipadas que, con el paso del tiempo, se han ganado.


Además de esta prosopopeya, el autor nos presenta hechos históricos (independencias y formación de las naciones) y sucesos globales, como la Segunda Guerra Mundial. Al hacer una reinterpretación de la historia y añadir el aspecto satírico, tanto el manga como las cuatro temporadas del anime han sido prohibidas en algunos países, como en las dos Coreas.

La obra recibe el nombre de Hetalia por parte de la contracción de la palabra japonesa heta ("inútil") e "Italia", haciendo alusión al personaje principal que es, justamente, este país. Axis Power, en cambio, significa "potencias del Eje", lo cual nos refiere a las dos alianzas surgidas durante la Segunda Guerra Mundial, tema rector de la primera temporada del anime. Así, la manera de ver las interrelaciones entre los distintos países hace de Hetalia un manga/anime muy curioso.

Los personajes están bien diseñados para el propósito del autor, y los nombres humanos que poseen reflejan su nacionalidad: Feliciano Vargas, mejor conocido como Italia, es el nieto del Imperio Romano. Su hermano, Romano, representa a la Italia del Sur, el cual depende mucho del jefe España. Italia ama la pizza y la pasta, le gusta andar tras las chicas. Depende mucho de Alemania en el campo de batalla.

Tenemos al personaje que se cree el héroe del mundo: Estados Unidos. Su nombre es Alfred F. Jones. Siempre quiere meterse en los asuntos de los demás y que sea considerado el salvador de todos. Llega a decir cosas muy incoherentes, pero él sólo se comprende. Tiene un amigo extraterrestre llamado Tony. Sus hamburguesas son las más grandes del mundo, si se comparan con las que come Japón. Cuando era pequeño, Inglaterra y Francia lucharon por él, y él escogió a Inglaterra, razón de que heredara mal gusto culinario. 

Arthur Kirkland, o Inglaterra, solía ser un pirata y le gustaba molestar a España. Es muy sarcástico, y tiende a llevarle la contraria a Estados Unidos y a Francia, al cual odia desde hace siglos. Cree en seres fantásticos, de los cuales es amigo. Dicen que su comida es la peor. Le interesa mucho la literatura y su música nacional. Y tiene conflictos personales, debido a que no sabe muy bien si es cristiano católico o protestante.

Creo que es evidente los defectos, particularidades y estereotipos concebidos en la mente humana sobre estos países. Lo anterior fue sólo una prueba. Las demás naciones tienen lo suyo. 

Una pequeña crítica que se ha hecho, es que no se habla mucho de los países latinoamericanos, siendo que sólo Cuba aparece como tal. Se le representa odiando a Estados Unidos, al cual siempre quiere golpear cuando lo ve, sin embargo, suele confundir a Canadá con él.

Los capítulos duran cinco minutos, y en cada temporada se abordan temas históricos, el choque cultural, y la perspectiva de cada país respecto a un tema en específico, como el cine de horror.

Una serie diferente para reír, darle otra mirada a la historia, y reconsiderar nuestras concepciones sobre el primogénito, las cuales siempre vienen acompañadas de ideas generalizadas burlescas.

domingo, 9 de agosto de 2015

Estatuas y Castillos de los Samuráis

Los samuráis daimyou pertenecientes a un clan no sólo pelearon y ya. No. Ellos son responsables de lo que es Japón hoy en día y eso incluye la construcción de castillos, los cuales son gran atractivo. Como también fundaron ciudades, es normal encontrar estatuas de estos personajes.

En esta ocasión les mostraré algunas estatuas de algunos samuráis que corresponden a Era Sengoku, y también imágenes de castillos que, ya sea que ellos hayan construido o que los tomaron tras batallas y sirvieron como sus bases estratégicas. Unos de estos castillos fueron destruidos y se reconstruyeron, otros, sirvieron como base para otros castillos.

Son muchos samuráis y castillos, así que sólo tomé unas para esto. Ya después me dedicaré a sólo castillos.

Estatua ecuestre de Date Masamune y ruinas del Castillo Aoba, en Sendai.

Sanada Yukimura y el castillo de su clan, el Castillo Ueda, en Nagano.

Estatua de Takeda Shingen

Estatua de Uesugi Kenshin y una pintura de su castillo Kasugayama, en Jouetsu.

Estatua de Mori Motonari y el Castillo Hiroshima.

Estatua de Chousokabe Motochika y el Castillo Kochi.

Estatua de Oda Nobunaga y su Castillo Azuchi.

Estatua de Toyotomi Hideyoshi y su Castillo Osaka.

Estatua de Tokugawa Ieyasu y su Castillo Nijo, en Kyoto.

Estatua ecuestre de Hojo Suon y el Castillo de su clan en Odawara.

Estatua de Imagawa Yoshimoto y el Castillo Sunpu, en Shizuoka.

Estatua ecuestre de Maeda Toshiie y el Castillo Kanazawa, en la provincia de Ishikawa.

Estatua de Akechi Mitsuhide.

Estatua de Ishida Mitsunari y vista de lo que sería el Castillo Sawayama, donde ahora se encuentra el Castillo Hikone.

Estatua de Honda Tadakatsu y su Castillo Otaki, en Chiba.

sábado, 8 de agosto de 2015

Anime Histórico: Rurouni Kenshin

El anime en Japón no solamente tiene el objetivo de entretener, sino de enseñar valores, tradiciones y, por supuesto, la historia de su país en sus diferentes periodos mostrada, en ocasiones, con fantasía para ser más llamativa.

Hay muchos anime que tienen como objeto ciertos periodos o personajes históricos y no acabaría en hablar sobre ellos. Dentro de este género histórico, es muy recurrente el retomar la legendaria figura del samurái y la participación de éstos en la construcción del Japón moderno.

Por ello, hoy hablaré sobre un anime que nos presenta al samurái más conocido dentro de este mundo, y que rescata los valores de aquellos guerreros que le antecedieron: Rurouni Kenshin, o conocido mejor en Latinoamérica como Samurái X.

Rurouni Kenshin/Sámurai X

Himura Kenshin, conocido como Battousai (“El destajador”), fue un samurái que servía al gobierno como asesino y, gracias a sus actos, él fue uno de los patriotas que hicieron posible la Era Meiji. Sin embargo, tras terminar la guerra y ver sus manos con sangre, decide redimirse como un vagabundo y jura que no volverá a asesinar. Tras conocer a Kaoru, dueña de un dojo ya olvidado, Kenshin se da cuenta que puede tener una vida normal y puede usar su espada de filo invertido para proteger a las personas. O, al menos, hasta que los fantasmas de su pasado aparecen.
 

Otro personaje histórico que aparece es Saito Hajime, uno de los supuestos sobrevivientes de la policía especial que servía al Shogun llamada Shinsengumi. Como él era un enemigo ante el nuevo gobierno, se adapta a esta nueva época y decide cambiarse el nombre a Goro Fujita, un oficial de policía. 

Toda la serie muestra aspectos verídicos ocurridos a finales del Periodo Edo (1603-1868) e inicios del Meiji (1868-1912) como las guerras entre los llamados patriotas o rebeldes y el gobierno del shogun, así como personajes y agrupaciones que fueron importantes para la restauración del poder al emperador Meiji. 

Samurái X fue transmitido en América Latina por Cartoon Network y Animax, de ahí que se conozca bien por estos lares y, seguramente, fue el primer acercamiento histórico que tuvimos con la historia de Japón o con sus samuráis.

El éxito de la serie en nuestro país conllevó a que en el pasado Konnichiwa Fest, celebrado entre marzo y abril, se proyectara en cines la primera película de la trilogía live-action basada en el manga de Nobuhiro Watsuki, llamándose la primera parte Rurouni Kenshin, seguida deKyotoInferno y The legend ends. 

En la proyección de la película en las distintas sedes, no sólo había aficionados a la serie, sino personas que simplemente les llamó la atención el póster y decidieron verla. Y su elección fue acertada, ya que la adaptación fue muy buena y la ambientación y la misma historia te sumergen en los problemas del Japón de la Época Meiji. Además que las caracterizaciones de los actores es fiel a la fuente original, como los rasgos finos del joven actor Takeru Sato, quien interpreta a Kenshin.

Como pueden ver tan sólo con Rurouni Kenshin, los anime históricos nos muestran no sólo que tienen una trama interesante, sino que nos permiten conocer un poco sobre el origen del Japón que hoy en día conocemos. En lo personal, yo disfruto mucho de este tipo de series, ya que es una forma diferente de aprender sobre su cultura e historia.

Continuaré hablando sobre otros anime con las figura de samuráis de la Era Sengoku.

sábado, 16 de agosto de 2014

Historia del Manga


El manga ha constituido un factor importante en la cultura japonesa. Se asemeja a los fotogramas y una característica importante de éstos es que muestran el trasfondo psicológico de los protagonistas

La primera manifestación fue hecha por el sacerdote Toba no Sojo (chojugiga) en el siglo XI en pergaminos.



Más tarde, Katsushika Hokusai crea ”Las Pinturas del Mundo Flotante”, Ukiyo-e, que son historias representadas por dibujos acompañados de pequeños textos que explican la secuencia que siguen los mismos. 


En 1814, publica Hokusai Manga, que está ordenado por viñetas y se considera el primer manga de la historia. Consta de 15 volúmenes.


Al principio del siglo XX, se publica El viaje a Tokyo de Tagosaku y Mokube (Tagosaku to Mokube no Toukyou Kenbutsu), de Rakuten Kitazawa, que fue considerado el primer manga de la era moderna por tener el formato que se conserva hasta la actualidad. A partir de este momento, el manga se comienza a difundir en diarios y así da inicio a su popularidad.


El primer conflicto que enfrenta el manga surge durante la Segunda Guerra Mundial, donde aparecen los mangas bélicos relacionados con la situación internacional que, por obvias razones, fueron prohibidos por las potencias aliadas o fueron destruidos durante y en la posguerra, o se perdieron.

Tras superar esta decaída, en 1930, se publica Ogon Bat, del escritor Ichiro Suzuki y del ilustrador Takeo Nagamatsu, siendo Ogon Bat el primer superhéroe japonés que apareció en un manga, y significó un símbolo de esperanza y distración para la gente durante la guerra, tal como sucede con Superman y el Capitán América en Estados Unidos.


Y en 1947, Osamu Tezuka publica La Nueva Isla del Tesoro (Shin Takarajima), donde se expresaba el estilo que caracteriza al manga en la actualidad; es decir, la forma de lectura y los rasgos físicos de los personajes como ojos grandes y algunos gestos. En el mismo año, se comienza a publicar Manga Shonen, la primera revista manga. 


A partir de ese momento comenzaron a surgir muchos grupos de mangakas, es decir, quienes escriben los mangas. Y los hay de todos tipos y para todas las edades. Basan su éxito en la continuidad de la historia, como las fotonovelas.

En 1951, Osamu Tezuka crea Astroboy (Tetsuwan Atom), que, en 1963, pasaría a ser el primer anime en blanco y negro; años más tarde, el primer anime a color también sería una adaptación de las obras de Tezuka: Kimba. Pero es hasta principios de los 90´s, cuando el manga comienza a ser dedicado a jóvenes hombres y, gracias al estallido comercial que genera, se ven mangas aptos para todas las edades y bastantes con violencia o sexo explícito, característica que fue altamente criticada por los grupos conservadores.