Con la tecnología tan avanzada en los últimos años no es de sorprendernos que se hayan construido robots cocineros, enfermeros o recepcionistas. Justo este tema, de robótica avanzada en un mundo cada vez más deshumanizado, es tratado en numerosas anime y manga.
El padre del manga, Osamu Tezuka, creó tres mangas que toman como eje central un mundo futurístico en que humanos y robots conviven, unos son crudos y reflejan una realidad triste respecto a cómo los hombres son relegados de sus trabajos y de una vida digna por parte de los robots, otros tratan una relación de codependencia y en que los robots no son tan malos para la sociedad humana.
Metropolis es un manga publicado en 1949 que tuvo adaptación a película animada en el 2001. La historia de la película (ya que se separa un tanto del manga, pero eso no quita que sea una pieza hermosa) transcurre en la ciudad de Metrópolis, la cual está muy avanzada tecnológicamente y los robots son quienes se ocupan principalmente de las actividades antes propias de los humanos. Sin embargo, se tiene reserva de éstos, pues hay un grupo, los Marduk, que se encarga de destruir a los robots malos; además que, para tener control sobre ellos, está prohibido que los robots tengan nombre, ya que eso les daría derechos humanos.
En este escenario, llegan dos japoneses a Metrópolis, el detective Shunsaku y su sobrino Kenichi, quienes investigan el paradero del Dr. Laughton, un científico buscado internacionalmente por comercio de órganos humanos. Y, curiosamente, el Duque Red, el ciudadano más influyente de Metrópolis, le encarga al Dr. Laughton que reconstruya a su hija fallecida, Tima, como robot, y no sólo eso, sino que busca que Tima gobierne tanto a humanos como a robots.
La siguiente obra de Tezuka, y quizá la más representativa y conocida por estos lares, es Astroboy, debido a su transmisión en México durante los años setenta; su manga se publicó en 1952, y su adaptación a anime salió en 1963, siendo la primera serie animada de manera regular y la primera en blanco y negro.
De corte un poco menos trágico que Metropolis, pero sin dejar de lado las preocupaciones por el avance tecnológico y la interacción humano-robot, Astroboy cuenta cómo, tras un accidente, el hijo del reconocido Dr. Tenma, fallece; al ver que tiene la posibilidad de revivirlo, y con la presión que tiene por parte de militares para crear un arma, el Dr. Tenma decide reconstruir a su hijo como un robot con armamentos y poderes, manteniendo sus sentimientos y emociones humanas, dando como resultado a Astroboy.
Astroboy se vuelve un héroe en la ciudad, protegiéndola tanto de humanos como de robots que quieren hacer sus fechorías, aprovechando el hecho de que, en este universo, los robots tienen libre albedrío.
La última obra de la que hablaré es Pluto. El mangaka Naoki Urasawa conocido por una de las mejores obras de género detectivesco y triller llamada Monster, retomó el universo creado por Osamu Tezuka en Astroboy para crear una nueva historia.
En el 2003, con el permiso y supervisión del hijo de éste, Urasawa empezó a trabajar en este interesante manga, ubicado en el arco argumental de Astroboy: “El robot más poderoso del mundo”, en que Astroboy se enfrenta al robot Pluto, que ha sido creado para destruir a los siete robots más fuertes del mundo, entre los que se encuentra Astroboy.
En el manga de Urasawa, han tenido lugar varios asesinatos de robots importantes para el mundo. El robot detective Gesicht se queda a cargo del caso, añadiéndose después otros asesinatos de robots y humanos. La investigación lleva a Gesicht a deducir que el responsable es un robot, que da el nombre al manga, y que su objetivo es destruir a determinado número de robots, incluido Astroboy.
Resuelto a detener al culpable, el detective se embarcará en un largo viaje en que conocerá a otros robots y científicos que tienen mucho que ver con el caso, y a descubrir un pasado común en ellos que, de cierta forma, ha marcado sus vidas.
Los robots en Pluto, a diferencia de Astroboy o Metropolis, tienen derechos iguales a los de los humanos, incluso muchos de ellos tienen rasgos humanos y tienen familias, notando cómo las máquinas se han humanizado y cómo su forma de vida es, por tanto, un reflejo del hombre al ser éstas una creación a semejanza de la humanidad misma que conlleva a ciertas consecuencias.
Estas obras nos hacen reflexionar desde tres diferentes puntos de vista sobre el avance tecnológico y científico de la inteligencia artificial representada en los robots, y el papel del humano que se va diluyendo cada vez más en su propio mundo. Un día puede que veamos realizadas estas proyecciones, por ahora sólo es ciencia ficción pero, como toda buena ciencia ficción, hay posibilidades de que ocurra, y si así fuera, ¿dónde quedaría el hombre?
(Esta imagen pertenece a una exposición de Katsuhiro Otomo, Genga, pero ilustra bien lo que quiero decir XD De hecho, él es el director de Metropolis. Y se me hizo bonita.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario